La lengua de signos en la escuela


La educación de niños con sordera ha sido y es objeto de controversia constante. Son múltiples las discusiones que existen en torno a cuál es la mejor metodología para estos niños, y cuál es el contexto en el que se les debe proporcionar la respuesta educativa: en centros ordinarios o en centros específicos. Además, añadimos la polémica que existe entre posturas oralistas o enfoques monolingües, y posturas gestualistas o enfoques bilingües; girando en torno al hecho de desestimar o permitir el uso de la lengua de signos para la comunicación.

Los enfoques monolingües son aquellos que tienen como meta dotar a los niños sordos de la lengua mayoritaria (lengua oral) tanto para relacionarse con los demás como para convertirla en el instrumento de aprendizaje y de acceso a los contenidos escolares. Esta respuesta educativa tiene hoy en día muchas más posibilidades de éxito que hace unos años, esto es debido principalmente a los avances en prótesis auditivas, y en concreto, a los grandes beneficios que proporcionan los implantes cocleares realizados a temprana edad. Además, también tenemos que añadir las pruebas de detección, que permiten llevar a cabo una atención “temprana”, y el desarrollo de nuevos sistemas de comunicación, como la palabra complementada. No obstante, decir, que el problema que sigue persistiendoen este enfoque es que el nivel de desarrollo del lenguaje oral que llegan a alcanzar muchos sordos profundos no se acerca al del resto de compañeros oyentes. Por tanto, siguen siendo niños con discapacidad auditiva, lo cual conlleva seguir modificando procesos de interacción y de aprendizaje.

Por otro lado encontramos aquellas escuelas que optan por un enfoque bilingüe, lo cual significa que optan por potenciar el  canal visual, utilizando la Lengua de Signos como herramienta tanto para la comunicación como para el acceso al aprendizaje de contenidos escolares. Una escuela bilingüe es aquella donde conviven la lengua de signos y la lengua oral, y pretende que los niños sordos alcancen objetivos similares a los de sus compañeros oyentes, pero a través de medios comunicativos diferentes. También tenemos que tener en cuenta que la comprensión de la lengua oral escrita constituye uno de los objetivos más perseguidos en la educación del sordo, así que este enfoque no pretende de ningún modo eliminar este objetivo, sino complementarlo.




Diversas investigaciones realizadas deducen que son muchos los beneficios que proporciona la aplicación de este enfoque. En primer lugar, podemos señalar que los niños sordos que han seguido des de pequeños un sistema de comunicación alternativo a la lengua oral están en mejores condiciones lingüísticas y comunicativas que los niños oralizados exclusivamente, y que las interacciones de los padres con sus hijos sordos son mejores, más ricas, y afectivamente más estables. Además, los niños hijos de padres sordos que adquieren el lenguaje de signos como su lengua materna pasan por las mismas etapas evolutivas que el niño oyente cuando adquiere el lenguaje oral. Por otro lado, las interacciones entre los niños sordos que comparten el lenguaje de signos están marcadas por el interés social, por una extensa gama de habilidades específicas para iniciar y mantener el contacto, es decir, nos demuestra que estos niños son tan competentes socialmente  para establecer relaciones comunicativas como los niños oyentes.

Así que, de estas investigaciones se concluye que la adquisición y el desarrollo del lenguaje de signos pasa por las mismas etapas evolutivas que el lenguaje oral; que los niños que adquieren este lenguaje en edades tempranas pasan por un mejor desarrollo lingüístico, cognitivo y social, superior al del resto de niños sordos; y que le niño sordo no tendrá problemas de comunicación siempre que disponga de un código que le permita interaccionar con su medio.

También es importante apuntar el protagonismo social que la Comunidad sorda reivindica, considerando de vital importancia la presencia de su lengua materna, la Lengua de Signos, en la educación.




No obstante, aunque esta es una alternativa muy atrayente también presenta grandes dificultades, ya que son mucho menores los recursos materiales y metodológicos desarrollados para la adquisición de la lengua de signos. Además, tampoco son muchos los profesionales cualificados para participar en propuestas que requieran un profundo conocimiento sobre la sordera, así como un alto dominio de la lengua de signos. En definitiva, la organización educativa de una propuesta bilingüe no resulta nada sencilla.

Por último destacar que tanto los enfoques monolingües como los bilingües son desarrollados tanto en escuelas ordinarias como en escuelas de educación especial. La elección del enfoque debería venir determinada de acuerdo a las necesidades educativas y características propias de cada alumno. No obstante, en realidad viene marcada por la oferta existente que cada familia encuentre en su zona geográfica. En el caso de nuestro país predomina el enfoque monolingüe en centro ordinario. 

1 comentario:

  1. Buenas tardes, me ha gustado mucho tu blog, y como he visto que tienes bastantes conocimientos sobre la lengua de signos, me gustaría que me ayudaras a encontrar alguna información sobre la lengua de signos en la escuela como una lengua biligüe, es decir, considerando a esta como una L2 tal y como pude ser ahora el inglés, muchas gracias

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